Carta de Bert Hellinger a su madre

20.10.2021

MAMÁ CUANTO TE EXTRAÑO

Una de las grandes dificultades que enfrentamos es que nuestras expectativas respecto a nuestra madre, van mucho más allá de lo que una mujer común puede dar.

A menudo, ella, nuestra madre, tenía que ser mejor que Dios. ¡Ay de ella! Si no es como Dios, entonces le hacemos reproches.

Cuando me di cuenta de ello, le escribí una carta a mi madre. Hace mucho que ella falleció, pero le escribí una carta. Mientras cuente esto, pueden contemplar a su propia madre.

Querida mama:

Tú eres una mujer común, igual que millones de otras mujeres. Te amo como a una mujer común.

Solamente por ser una mujer común, has amado a mi padre y también él es totalmente común.

Así es como se juntaron, como hombre y mujer. Se amaron como hombre y mujer, acto totalmente común.

Soy fruto de su amor, un amor totalmente común.

Luego me estuvieron esperando con esperanza, y también con temor, pensando en que todo resultara bien.

Entonces me diste a luz con dolores, así como otras mujeres dan a luz a sus hijos.

Entonces, estaba ahí. Ustedes me miraron y se sorprendieron. ¿Es esta nuestra criatura?, pensaron. Se miraron a los ojos, y dijeron, "Sí, esta es nuestra criatura, y nosotros somos sus padres".

Me dieron un nombre, con el cual soy llamado. Y entonces, me cuidaron a lo largo de muchos años. Se preocuparon de mi bienestar y de lo que quizá necesitaría.

Así estuvieron presentes para mí, como millones de padres estuvieron presentes para sus hijos.

Por haber sido tan comunes, también cometieron errores y hubo cosas que me dolieron.

Pero sólo porque han cometido faltas, yo pude crecer. Les agradezco que fueran tan comunes.

Así los amo, exactamente como fueron. Así fueron buenos para mí.

Querida mama, aún tengo algo importante que decir. Te libero de todas mis expectativas, sobre todo de aquellas que van más allá de lo que se pueda exigir a una mujer común. Nadie ha hecho más por mí que tú.

Es mucho más de lo que fue necesario.

Así te amo, totalmente común, como eres, querida mama.

Bert Hellinger