La pareja como espejo del niño interior lastimado

08.02.2021

Lo que nos faculta para encontrar un buen lugar interior para ser pareja al lado de otra persona, tiene que ver con la historia con nuestros padres, con habernos despedido de la infancia y con haber tomado aquello que nuestros padres tenían para darnos.

Ayuda haber curado aquellas heridas que nos lastimaron o que fueron difíciles o traumáticas, haber soltado aquellos anhelos de lo que no pudo ser.

Es todo un proceso de tomar y ponerse en paz con aquello que viene de los padres, lo cual nos catapulta hacia el lugar adulto y nos permite ponernos ante otra persona como adultos, dejando atrás vanas esperanzas, vanas exigencias, expectativas ilimitadas, rencores y sobre todo posiciones que luego en la pareja generan mucha dificultad y mucho sufrimiento.

Me refiero a posiciones manipulativas que conllevan juegos psicológicos con resultado de sufrimiento. Por ejemplo cuando vamos a la pareja y estamos en una posición de víctimas, o de vengativos, de arrogantes, de salvadores, de narcisistas, de grandilocuentes, de rígidos, o de irresponsables, y mil etcéteras.


Lo que descubrimos es que estas posiciones son mantenidas por un niño que hizo este aprendizaje respecto a los padres y que aún en la pareja se mantiene esperando que algunas heridas puedan ser compensadas. En lugar de arreglarse uno y limpiar su propia casa, espero que la pareja sea el detergente que por fin lo volverá a uno digno.

Por eso a veces las crisis de pareja son maravillosas oportunidades para que nos podamos ver a nosotros mismos ante un espejo agrandado y podamos tener la posibilidad de curar, de trabajar, de soltar algunos defectos, herencias o exigencias que son tiránicas de este niño interior que quedó lastimado, demasiado exigido o no respetado en su momento.


Joan Garriga